Entre - dos

Pienso a veces que somos partículas en constante movimiento,
sueltas en la inmensidad de la nada.
En donde esa nada es la que alberga la vida en si misma,
ya que ese espacio entre dos, es donde nos logramos reconocer.

Leía el otro día que una unidad no es posible sin una separación,
y el echo de reconocer esa separación, esa distancia
es la que nos hace aparecer frente al mundo como seres individuales.

Pienso, luego existo.

Y al reconocernos como unidad
nos encontramos con esa búsqueda interior de el
como apareceremos frente a esta inmensidad
para lograr ser en la nada….


Cuando ese espacio que existe entre tu y yo aparece,
en un dialogo, en una mirada, logra concretizarse, se hace tangible….
y cuando logra acoplarse se multiplica y se hace vida.

Será que esa distancia entre-dos es donde esta el amor?

En ese encuentro entre partículas
que bailan en la inmensidad del espacio.

Un momento

El transcurso de un solo momento alberga infinitas circunstancias.
Mientras unos comen juntos, otro ve televisión solo en su pieza,
alguien camina a su casa, una pareja en alguna plaza se abraza,
otra probablemente estará peliando.
Unos viajan en avión, otros no se han movido de su cama.
Alguien estará llorando, otro estará naciendo, tú estarás leyendo.

Miro por la ventana y veo como cada una de estas circunstancias ocurren,
y es como estar frente a la televisión haciendo un saping.
Y me encanta pensar que lo que une ese momento es que cada uno de nosotros
esta pensando en algo distinto, quizás soñando algún momento esperado,
otros divagando sobre algún tema o recordando algún encuentro.

Y simplemente todo va pasando, nosotros vamos pasando
y todo nuestro contexto permanece.
Los vidrios permanecen, las calles, los arboles, las calcamonias…
hasta que algún día alguien los cambie de lugar o de forma.

Quizás resulta ser real que como algunos dicen,
nada se pierde, sino que todo se transforma. Incluso nosotros mismos.